Re-Presentar la arquitectura
La fotografía de arquitectura consiste en un trabajo de búsqueda. Los edificios contienen implícitos, en sus geometrías, los puntos de vista potenciales que el fotógrafo debe saber encontrar. Se trata, por lo tanto, de investigar, de rastrear, de descubrir.
Los espacios construidos contienen una serie de ejes y alineaciones que surgen de la elaboración del proyecto, restos de trazas de los planos dibujados por el arquitecto. Forma parte del trabajo del fotógrafo saberlas reconocer, sentirlas y, una vez identificadas, adaptarse a ellas. Colocarse donde el edificio pide. Como si se tratara no tanto de ofrecer un punto de vista personal, una mirada, sino una imagen que emana del propio objeto y que es consecuencia de su manera de ser, de su forma de mostrarse. No se escoge el punto de vista: es la propia obra la que lo propone. Y situándose adecuadamente y esperando el momento lumínico oportuno, el orden contenido en la obra arquitectónica estructura también la imagen. Si proporciones, simetrías y alineaciones pasan de la obra arquitectónica a la fotografía, se crea un paralelismo entre estos dos mundos que da lugar a algo que va más allá de la propia imagen. No sólo aparece el edificio, sino que también aflora su esencia, y eso permite ver la arquitectura a través de la fotografía. Es decir, permite que la fotografía re-presente la arquitectura.
Como el intérprete musical que debe descubrir las intenciones del compositor para explorar todas las posibilidades y oportunidades contenidas en la pieza musical, el fotógrafo de arquitectura también tiene que encontrar el potencial de la obra arquitectónica. Analizar, estudiar, intentar percibir el propósito del autor, para finalmente elaborar aquella versión de la pieza original que consigue expresar su esencia. De este modo, realizar un buen trabajo fotográfico no depende solamente de uno mismo sino, en gran medida, de estar frente a una obra inspiradora con matices y complejidades que permiten ahondar en su descubrimiento.
La obra de Josep Lluís Mateo ofrece esta oportunidad. Yuxtaposiciones y límites bien perfilados atraviesan el edificio de arriba a abajo con precisión. Espacios, estructuras y volúmenes se muestran con contundencia a la vez que permeabilidades visuales y el paisaje parecen establecer relaciones inesperadas. Todo corresponde a unas decisiones de proyecto plasmadas en la obra sin contradicciones. Una coherencia interna donde todos los elementos guardan una precisa relación entre ellos y generan una unidad formal que proporciona posibilidades fotográficas constantes.
Me gusta pensar que las imágenes que aparecen en este libro constituyen el último paso en la larga trayectoria de una serie de proyectos donde muchas personas se han implicado profesional y personalmente. La buena resolución de todos estos procesos previos de conceptualización, proyección y construcción son los que han facilitado la formalización de estas fotografías. Unas imágenes que contienen, finalmente, la complejidad de hacer simplemente arquitectura.
Texto par el libro "Josep Lluís Mateo - Construir: Forma y materia" Ed. Poligrafa