Photo-Graphics

Este trabajo fotográfico no consiste en la búsqueda de algo fotografiable, de alguna porción de realidad particular y especial que merece ser inmortalizada con un clic. Aquello que se fotografía es secundario, solo un soporte físico sobre el que apoyarse, un material de base con el que trabajar.

Utilizamos elementos cotidianos que se repiten en nuestro entorno en grandes cantidades, productos industrializados que se extienden por el territorio creando infinitas series de elementos reales. Pinturas en el asfalto que cubren kilómetros nos generan paterns, ritmos y grafismos que nos proporcionan esta base de datos. Acumulaciones fotográficas de elementos parecidos pero donde las microparticularidades de cada sitio (rodaduras, fisuras, exposición solar, calidad de la pintura…) marca con pequeñas imperfecciones para hacerlo cada uno diferente y singular. Esto permite poder hacer dos lecturas de las imágenes: una de literal, donde podemos apreciar estos detalles, particularidades y fisicidad, es decir, entender su origen como reproducción fotográfica de unos ciertos elementos reales. Por otra parte otra que atañe más al conjunto, más abstracta, donde cada elemento queda integrado en esta unidad superior. El conjunto mantiene en cierta manera su aspecto figurativo (como reproducción de la realidad, no creada de nuevo) pero a la vez consigue generar una nueva imagen coherente de la cual no conseguimos identificar su origen. Podríamos decir que son unas imágenes que vibran entre lo figurativo y lo abstracto.

Son imágenes sin punto de vista. Están hechas por fotografías completamente planas, sin profundidad, donde se pierde el efecto perspectivo de la cámara. Son imágenes que se podrían haber hecho con un escáner o con algún sistema de transferencia directamente aplicado sobre el elemento representado. Pero también podemos decir que no tienen un punto de vista por el hecho de que no existe un punto desde el cual miramos el conjunto. Cada fotografía esta hecha desde un sitio diferente, ha requerido un desplazamiento y una nueva observación. Es una imagen sin un sólo punto de vista (son muchos puntos de vista), una imagen por lo tanto donde el punto de vista se desvanece. El protagonista no es el que mira (el centro de la perspectiva, el fotógrafo), sino el propio elemento representado. La realidad no se ordena en función del que mira, sino que son las propias características estos elementos representados (su planeidad, en este caso) y la mejor manera de mostrarlas (manteniendo esta planetidad frontalmente, sin deformarla perspectivamente). Es por lo tanto una propuesta que intenta separarse del sistema perspectivo como método de representación de la realidad (aún utilizando el dispositivo por excelencia del sistema perspectivo: la cámara fotográfica). Pasar de un sistema que pone la persona, al que mira, en el centro de la imagen, para pasar a poner el propio elemento descrito. Algo que sirve para desligarnos del observador, de su tiempo y espacio, y centrarnos en las propias características del objeto. Un objeto que intenta escapar de un lugar y de un tiempo.

Se trata pues de una imagen que no se realiza con un clic, que no coge una fracción de tiempo, sino que ya su propia ejecución se alarga en el tiempo. La realización de la toma de datos (las fotos) y su posterior organización requiere un tiempo y un trabajo que devuelve la fotografía a un proceso artesanal. Como un tejido, como una edificación o como una partitura, vamos trenzando, construyendo, ritmando, organizando estos ritmos interiores para generar un conjunto que va más allá de las piezas que lo forman. Una fotografía que se convierte en algo manual, con sus imperfecciones e imprevistos de lo no industrial o mecánico. Una imagen donde quedan impresas todas estas pequeñas desviaciones de lo perfecto que en cierta manera nos definen como humanos.

 

“ La labor del artesano procede con un ritmo constante al moverse sus manos al unísono con su respiración y tal vez con los latidos de su corazón. No es de extrañar que el producto que esculpe o pinta esté imbuido de este espíritu de un ritmo viviente, esta marca del artesano que Ruskin nunca dejó de exaltar por encima de la “desalmada” perfección de la máquina”

E.H. Gombrich, “El Sentido del Orden” Ed. Debate

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